domingo, 18 de mayo de 2014
"MACARI, PUEBLO AGUERRIDO O SUFRIDO"
LEYENDAS
La memoria de un pueblo se encuentra en
sus mitos, cuentos, cantos, música y
danzas, todos ellos van desapareciendo,
enterrados en los escombros del tiempo y
de la naturaleza.
La amnesia del poblador hacen que estas
manifestaciones culturales vayan
desapareciendo paulatinamente año tras
año, por ello es necesario cultivar lo
nuestro dejando al lado lo alienante y de
esta manera estaremos rescatando y
consolidando nuestra identidad.
Mito, es el pensamiento vivo, es la
expresión de los hechos sagrados o
sobrenaturales, el mito emana emociones
como ejercicio de las ideas.
Leyenda, es el relato de creencias
populares, que ayudan a la historia a
conservar lo creido y lo soñado.
LEYENDA DEL SAPO PETRIFICADO
Dicen que en un tiempo remoto, un enorme sapo venía desde la parte
norte de Macarimayo y bajaba por el río, arrasando todo lo que
encontraba a su paso, para envenenar con su ponzoña a los hombres
blancos, por el abuso y maldad que cometían a los naturales.
En sus tantas correrías llegó a detenerse en la compuerta de Jayllahua,
por ser un lugar donde toda la gente viajera pasa por ahí necesariamente.
Los crímenes del batracio fueron acrecentando día a día, ante el
arrepentimiento y súplica al Dios taytacha de los “Mistis”, el espíritu de
la divina providencia castigó al sapo convirtiéndole en piedra.
Actualmente el sapo petrificado se encuentra en medio del río Jayllahua,
a vista de los curiosos, mide 5 metros de largo, por 3 metros de ancho y
con una altura de 2 metros.
Hoy en día este sapo ya no tiene ponzoña, sino sirve al viajero como
indicador del caudal del río, cuando el agua se encuentra hasta la mitad
del sapo, el viajero lo puede pasar sin ningún temor y cuando el agua se
encuentra por encima de la mitad del sapo, el viajero tiene que abstenerse
a cruzar.
LEYENDA DE LA TORTUGA
Antes de la unión de las Cochas (Lagunas) de Layo y Langui, dice que de
la parte noreste de Melgar, venía una gran tortuga con la intención de unir
las dos cochas.
Gracias a la indicación de los naturales, la tortuga se dirigía por la
compuerta de Jayllahua.
Camina, que camina todo el día, ya al oscurecer, la tortuga nuevamente
preguntó a un indio que pasaba por el lugar:
_ ¿ Esta es la compuerta de Jayllahua?
_ Si - le contestó- y le sugirió:
_ No vayas por ese lugar de noche.
_ ¿ Por qué? interrogó la tortuga.
_ Porque es muy peligroso, sobre todo cuando estas sola.
La tortuga incrédula, siguió su camino sin tomar en cuenta la advertencia,
al caer la noche quiso cruzar el río, en eso es alcanzado por un viento,
haciéndole perder su imaginación y convirtiéndole en piedra.
Hoy la tortuga junto al sapo, las mulas y los toros son los moradores y
dueños del lugar.
LEYENDA DEL MILAGRO DE LA MULA
A finales del siglo antepasado, en los Andes del sur, era muy común ver a
los arrieros que hacían sus largos viajes conduciendo mulas, trayendo
vino de Arequipa y sobre todo algunas baratijas de poca importancia.
Estos arrieros en contubernio con las autoridades del pueblo, cometían
injusticias y abusos, entregaban a los indígenas las baratijas como
espejos, casinos, estampas religiosas y otras cosas cono si ellos tuvieran
eternamente el mal de ojos, o eran jugadores empedernidos o devotos de
todos los santos; la entrega era a precios exorbitantes con ganancias del
300%. Al cabo de 1 mes, regresaban para cobrar, y si no pagaban, eran
arrestados por la autoridad y tenían que pagar con intereses, a veces
tenían que entregar sus propiedades.
Un grupo de esos arrieros regresaban del ayllu de Ccollana a Macarí, la
noche les sorprendió en la compuerta de Jayllahua, desataron sus
cargamentos de licores y baratijas, amarraron no muy lejos a sus mulas y
ellos para mitigar el frío reinante, se entregaron a la libacion de licor tras
licor.
Al día siguiente, al despertar vieron con sorpresa que sus mulas no
estaban en el lugar en que lo habían dejado, se pusieron a buscar afligidos
y tristes a sus mulas, ya que cada una de ellas valía el equivalente de 50
llamas y era el transporte y sustento de sus familiares.
La búsqueda de todo el día no tuvo éxito, en eso vieron a un aborigen, al
que rogaron para que les ayude a buscar sus mulas perdidas, a cambio de
una buena recompensa.
El indio sacando su chuspa extrajo unas cuantas hojas de coca, la miró,
luego se la puso a la boca y finalmente la masticó.
-No te preocupes- dijo- tus mulas aparecerán.
Los arrieros entusiasmados por el augurio le invitaron una copa de
aguardiente, el indígena vertió al suelo un poco de líquido y el resto se lo
tomó.
Cuando comenzaron a buscar, encontraron unas huellas, la siguieron
hasta llegar al pié de un peñasco calcáreo en donde se perdió las huellas,
los ojos de águila del indio miraron hacia el cielo, tratando de ver algo y
vio en lo alto de la peña la cabeza de una de sus mulas perdidas.
-Wiracocha- dijo el indio- la imagen de tus mulas están en la peña, este es
el castigo por los abusos que cometiste con mis hermanos de raza, mi
padre el sol no quiere que siembres la ambición en estos lugares, diciendo
eso desapareció el indio.
Hoy en día en un peñasco de Jayllahua se encuentra el rostro de la mula.
LA LEYENDA DE LOS TOROS
En tiempos lejanos, caminaban por estos lugares los “Jachacachis” o
compradores de ganado, eran personas que venían del Antisuyo a
comprar animales para el Collasuyo.
Los viajeros tenían que llevar dos hermosos toros, para la fiesta del Tayta
San Isidro, días en que consagraban el arado a los animales que no sabían
de estas tareas, la cercanía era especial que en conjunto acudían a esta
fiesta.
Pero la desgracia es tan grande, que al pasar por el cañón de Jayllahua,
llegaron en un mal día, justo a la caída del alba o a la entrada del sol, al
pasar vieron a una hermosa dama de ojos azules, pelo rubio, sentada
sobre una roca, que les invitó a pasar a una ciudad tan hermosa, nunca
antes visto, más allá vieron al Tayta San Isidro y habían pensado que ya
habían llegado a su destino, inmediatamente amarraron los aperos y la
yunta de reja al toro, y empezaron con la tarea de la ceremonia, había una
atención exagerada de chicha y aguardiente, tomando hasta perder el
sentido, para luego dormirse.
Al despertar en la madrugada de al día siguiente, se dieron con la sorpresa
de que sus toros habían desaparecido, inmediatamente prosiguieron con
la búsqueda, pasó por ahí una persona, al ser preguntado por los
“Jachacachis”, el susodicho sacó de su q'uipucha un puñado de coca, lo
observó y dijo:
-Tus toros están por ahí- lo encontrarás.
Al seguir buscando, encontraron unas huellas de bueyes, que los condujo
al lugar donde estaban convertidos en piedras los 2 toros.
Se dice que lo ocurrido era el castigo, por el engaño que cometieron a un
indio, el pobre “Jachacachi”, tomó rumbo a su tierra para no regresar por
estos lugares nunca más.
LA SIRENA ENCANTADORA
En noches de luna nueva y luna
llena, aparece una sirena
encantadora en el peñón que hay
en medio del río de Jayllahua,
d e n omi n a d o “ S i r e n a y o c
ccacca”, dicha sirena canta y
toca el charango como nadie en
este arte.
Este lugar es muy temido,
principalmente para los varones
que atraídos por la música y
canto de la bella sirena, se
establece un idilio amoroso.
Cuentan las personas que un
joven valiente y galante, a altas
horas de una noche de luna llena
pasaba por el peñón rumbo a su
propiedad, a medida que se iba
acercando oyó música y cantos
muy melodiosos, que le llegaban al corazón, al seguir avanzando vio a
una indiecita muy bella sentada en la puerta de un impresionante palacio
de cristales, que tocaba charango, el joven enamorado por tal belleza se
acercó y entabló conversación.
- Buenas noches- estrella vespertina- dijo el joven.
- Buenas noches- contestó la mujer.
Como queriendo enamorar, el joven comenzó a decir:
- El instrumento que tocas, tu voz melodiosa y tu belleza me ha
atraído para ofrecerte mi corazón.
- Está bien dijo la cantante. Escucharás mi música melodiosa y
linda, mis versos ligeros y lugareños y tú serás mi compañero en
esta solitaria mansión.
El joven ante esta respuesta quedó mudo, pasmado y agradecido, ingresó
al palacio de cristales de ancho vestíbulo, patio amplio, portales levados,
salones con espejos y luz, el jardín lleno de flores y plantas exóticas.
El joven estuvo escuchando toda la noche la música y el canto, a medida
que pasaba las horas la música se iba apagando, cuando el sol formaba el
crepúsculo matutino y la luz iluminaba el silencioso ambiente de la
naturaleza, el palacio se iba convirtiendo en su estado natural ante sus
propios ojos y la sirena había desaparecido misteriosamente, pero antes
de su desaparición el mozo se dio cuenta que ella tenía de la cintura hacia
la cabeza, forma humana y de la cintura hacia abajo tenía cola de pez, era
la sirena encantadora, el joven sacando fuerzas sobrehumanas regresó a
su casa sin decir a nadie de lo ocurrido.
En la actualidad muchos amantes del arte de las cuerdas, sobre todo
aquellos cultivadores de las melodías del charango, exponen su
instrumento en la peña de “Sirenayoc ccacca” según creen los
supersticiosos que el instrumento adquirirá el embrujo y el
encantamiento de la sirena seductora que habita en los pajares del lugar.
Ahí depositan sus instrumentos en noches de luna nueva o luna llena que
después de 3 noches, el charango tendrá una melodía que arrancará las
notas más enigmáticas del pentagrama.
LEYENDA DE MAUKA LLACTA DE MACARI
Esta ciudadela de Mauka Llacta o pueblo viejo, está envuelto en la
leyenda de oscuridad de los tiempos remotos y en la amnesia de las
personas de estos lares.
En la localidad naciente se dio comienzo a la construcción del templo
parroquial, sobre los muros sólidamente construidos, se armó los tijerales
para colocar el techo, hecho lo
cual los constructores se
fueron a dormir.
A la mañana siguiente al
volver los hombres al trabajo,
vieron asustados y con
espanto que los lazos, con los
que estaban amarrados los
palos de los tijerales, se habían
convertido en serpientes.
Los trabajadores con estupor y
miedo dejaron la construcción tal como se encontraba, porque la casa de
Santa Lucía iba a tener un mal fin, debido a que los malos espíritus se
habían presentado en forma de serpientes a entorpecer su terminación
enviados por el diablo.
Por esa circunstancia demonial, trasladaron al pueblo antiguo a otro
lugar, al que hoy ocupa la actual población de Macarí, a 3 kilómetros
hacia el oeste, al pie del cerrito Posoconi.
Toda persona actualmente puede observar el templo en galpones, desde
el camino carretero, hoy en este lugar viven las almas de sus fundadores
cuidando los tesoros ocultos.
LEYENDA DE LA CAMPANA ENCANTADA DE MACARÍ
El templo de Mauka Llacta, tenía una torre muy elevada y erguida
semejante a las que hay en los pueblos de los andes.
Para su culminación solo faltaba colocar las campanas, una de ellas era
grande, considerada como la hermana menor de la María Angola, esta
campana fue moldeada en Mauka Llacta, con su gran badajo de puro
bronce y con algunos kilos de oro, para que fuera más sonora y pueda
oírse a varios kilómetros de distancia, debido a su gran peso no pudo ser
traído de Cusco o de Puno.
La campana estaba destinada a llamar a los fieles a la unción espiritual,
citar a la ciudadanía para la celebración de algunas fiestas, llamar al
populacho para escuchar el bando y enterarse de las buenas y malas del
pueblo y también para la despedida del fallecido antes de su viaje al más
allá.
En el momento de su colocación por medio de un plano inclinado, la torre
se desplomó en medio de un ruido ensordecedor.
Este pasaje contado de generación en generación, dice que debajo del
suelo y cerca de la torre de Mauka Lllacta, se encuentra la campana
colgada sobre otra torre ¿Acaso sobre un peñasco debajo de la tierra?.
Lo que si podemos afirmar es que la campana verdaderamente existía
hasta hace poco, los pastores utilizaban la argolla de la campana para
amarrar al ganado vacuno y/o caballar.
Viendo con la prisma de la visión del pensamiento fantasmagórico, los
misteriosos nocturnales de la campana encantada, -dicen los que tienen
buenos tímpanos- que fluye los toques sonoros y graves en las fases de
luna llena, y estos toques son fuertes que hacen vibrar el suelo del pueblo
viejo, haciendo despertar de su sueño a los moradores de las cercanías, no
solamente a ellos si no a los animales: el burro rebuzna, la llama se
espanta, el toro bruñe, las ovejas balan, el búho que duerme en las ruinas
del templo grazna grave y funerariamente
Después de pasar la pesadumbre de los que viven alrededor del pueblo
antiguo, viene el silencio sepulcral, pareciendo Mayka Llacta un
verdadero camposanto, porque las almas de sus constructores y los
duendes se pasean haciendo vagos ruidos, es decir penando por sus
pecados.
El silencio se extiende en el vecino lugar denominado PADREYOC
HUAYCO, la quebrada del padre religioso, en donde hay una senda hacia
el pueblo de Macarí, en el cual un fraile ¿Sabe Dios por qué? en ciertas
noches malignas se materializa, presentándose como un ser viviente, en
actitud de celebrar misa, a veces rondando como un centinela y otras
veces tocando la campana encantada.
Los habitantes de los alrededores de Mauka Llacta, finalmente dicen que
en el día de juicio final, los vivos han de oír los toques claros y plañideros
de la campana encantada y los muertos retornarán a la vida material para
la gran reunión espiritual.
LEYENDA DE SAN JUAN DE SAHAGÚN
Los antepasados narran que en aquella época de 1588, en el anexo de
Macarí, hubo una hambruna y miseria completamente terrible por
castigo de Dios, producto de una sequía.
Los habitantes casi no conocían al altísimo, si no que adoraban a los
“Apus”, en consecuencia todos perecían el hambre por la desobediencia
y creencias falsas.
Para no morir de hambre, comenzaron a cocinar y comer sus puertas
hechas de cuero de vaca, que antiguamente acostumbraban a fabricar de
ese material, una vez terminado sus puertas, clamaron recién al Señor,
pidiendo perdón.
Dios todopoderoso y compadecido de sus hijos, envió a un sacerdote
misionero llamado Juan Gonzáles,del pueblo de Sahagún, presidente del
convento de Salamanca;
en sus misiones no llevó
el nombre Gonzáles, si no
el nombre de su pueblo
natal, el de Sahagún, por
ello actualmente se
denomina San Juan de
Sahagún.
En aquel tiempo los
habitantes de Macarí,
eran neófitos y no sabían
a quién obedecer, por ello
a la llegada del misionero se sintieron cobijados y seguros.
En esos mismos años, del mismo siglo, el pueblo seguía adorando a sus
dioses y lucifer mandó que saliera del lago de Mataracocha 2 serpientes,
con destino a la laguna de Langui, el primero tenía que llegar a esta
laguna con el fin de unir la laguna grande en una sola, osea desde
Materacocha hasta Langui.
La otra llamada “Talta” se adelantó y la segunda se atrasó un poco y San
Juan de Sahagún pisó a la serpiente de la cabeza, convirtiéndole al
instante en un cerrito llamado “Posoconi”, en donde actualmente está
construido una capilla en su honor.
También en esa fecha, San Juan de Sahagún distribuyó pan y maíz a los
habitantes, para que mitigaran su hambre, y todos los que pasaron hambre
quedaron saciados el día 12 de junio de 1587, desde esa fecha quedó
como patrón del pueblo, por ello los alferados de esta fiesta acostumbran
dar el “Huaccha Ccaracuy”, que es el repartimiento de comida a los
feligreses, recordando lo realizado por el Santo Patrón.
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